Ayuno laico por los sacerdotes 2022 - Sábado, 15 de octubre de 2022
San Juan Vianney, patrón de los sacerdotes, dijo una vez,
"Un sacerdote va al cielo o un sacerdote va al infierno con un mil personas detrás".
Las gracias inundaron a San Juan Vianney y le dio a Dios su "Fiat", cada momento de cada día difícil. Amó apasionadamente su vida sacerdotal ganando almas para Dios a través de una radical entrega a la crucifixión con Cristo. Libró batallas espirituales por las almas al cuidado del Pastor. Soportó los sufrimientos interiores y exteriores en unión con el Pastor, el Cristo.
IPSE CHRISTUS.
San Juan vivió la vida que todo sacerdote está ordenado a vivir en Dios para nosotros, las ovejas del Pastor.
Cada año, en todo el mundo, el tercer sábado de octubre, nosotros, el pueblo de Dios, nos unimos para ofrecer oración y sacrificio por todos los sacerdotes, los que fueron, los que son, los que aún están por ordenar. Nuestras ofrendas espirituales no están limitadas por el lugar o el tiempo (Santa Teresa de Lisieux). Nuestro sacerdote dio su "FIAT" a Dios el día de su Ordenación y cada día desde entonces. Y Cristo comenzó a compartir con él sus dones místicos.
El sacerdote, IPSE CHRISTUS, nos da a Cristo en la Santa Eucaristía. Él perdona nuestros pecados. Nos llama a seguirle en el martirio blanco. Su voz nos lleva a la vida eterna mientras nos unge en nuestra muerte física.
Cristo Jesús comparte los dones de su Pasión con cada sacerdote ordenado, su sufrimiento y su muerte a sí mismo, entregándose totalmente al Padre (San Juan de la Cruz). El sacerdote participa con el Sumo Sacerdote en Su poderosa batalla para ganar múltiples almas para el Padre cuando abraza los dones de Cristo en Su Pasión.
Cuando un sacerdote soporta voluntariamente el sufrimiento, la persecución o el abandono de Cristo, cumple su vocación de comprar para Dios todas las almas que le han sido confiadas. Tanto si su sufrimiento es interior como exterior, o ambos, ahí estará María, al pie de la cruz del sacerdote, rezándole a su Hijo, nuestro Pastor, el Sumo Sacerdote.
Miramos la corona de espinas que adorna la cabeza de nuestro sacerdote. Una espina puede ser su deseo de seguridad terrenal, otra quizás el deseo de honor y alabanza, otra el deseo de ser querido, otra su soledad, otra, el desánimo. Muchas más espinas atraviesan su cabeza y su alma, algunas de las cuales tal vez nunca sean pronunciadas en voz alta, pero cada espina puede hacer que un sacerdote tropiece. Cada espina desgarra la carne de nuestro sacerdote y cuando se abraza, cada desgarro compra un alma para Dios. Y allí, al lado de Nuestra Madre María, también nosotros estamos en la cruz del sacerdote, rezando para que entre en Cristo mientras sufre bajo su corona de espinas para ganar nuestras almas para Dios.
"Los guardias encargados de Jesús comenzaron a burlarse de él, a darle puñetazos. Le pusieron una venda en los ojos y se burlaron de él: "¿Quién te pegó aquella vez?". (Lucas 22: 63-65)
CRISTO IPSE CHRISTUS
Cuando el espíritu del mundo ciega a nuestros sacerdotes con asaltos que vienen de lugares y personas inesperadas, es nuestra oración y sacrificio por ellos lo que los estabilizará, restaurando su equilibrio espiritual.
El sacerdote. IPSE CHRISTUS.
Nuestras oraciones son nuestra presencia, estando a su lado mientras nos protegen de esos golpes.
El sábado 15 de octubre se ofrecerá nuestra oración sacrificial, un sacrificio no visto por los que nos rodean pero captado por todo el Cielo.
Depositamos nuestro ayuno y nuestra oración en el incensario de los ángeles mientras ascienden y perfuman el Cielo por nuestros sacerdotes: por aquellos que en todo el mundo están soportando el martirio blanco o rojo por nosotros; por la protección de sus almas; por una profundización de su vocación para abrazar sus espinas; por una renovada abundancia de gracias para que lleven "mil personas detrás" cuando vayan al Cielo.
¿Te unirás este año a nuestro ayuno mundial por nuestros sacerdotes?
Ayunar es rezar con el cuerpo.
En los últimos años, un diácono de Namibia invitó a todo su pueblo a ayunar por los sacerdotes. Y lo hicieron.
Mujeres de Afganistán ayunaron valientemente con nosotros, bajo amenaza de persecución.
Y el Señor nunca será superado en generosidad por cualquier regalo que le hagamos por amor a los demás...
"En verdad os digo... que recibiréis cien veces más... en el siglo venidero". (Marcos 10:29-30)
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Con grandes oraciones y los mejores deseos de éxito. Que Nuestro Gran Dios recompense a todos los ayunantes por este sacrificio por nuestros sacerdotes.
ReplyDeleteReina del Cielo por favor protege a tus hijos nuestros sacerdotes. Debemos dar muchos ayunos y oraciones por tan maravilloso y eterno regalo. Yo ayunaré de comida y rezaré un rosario. Gracias.
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